Deconstrucción

I

La Real Academia de la Lengua Española define “deconstruir” como “Deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual”. Este término se ha puesto de moda en la tercera ola del feminismo, pues aplicado a la vivencia de las mujeres, significa tomar cada parte del modelo de género que nos implantaron desde nuestro nacimiento, escanearla atentamente y utilizar lo que de ella nos sirva para dar forma a una nueva etapa de nuestra vida y nuestro ser.

Todas las mujeres, cis y trans, nos enfrentamos en algún momento con una salida del closet: ser madres, amas de casa, lesbianas, solteras, bisexuales, trans, ateas, religiosas, feministas… Somos en todo momento blanco de escrutinio, dada la asignación de nuestro género como la partícula prima de la sociedad: la familia. Es decir, que la línea entre ser feminista y parte de la comunidad diversa es muy delgada y difusa, si existe.

Cada salida del closet supone un luto en dos partes. Por un lado, la familia, amigos y el “entourage” debe acostumbrarse a que una ya no es lo que solía, sino que ahora tiene un nuevo conjunto de reglas, y es muy probable que la tolerancia del mundo hacia una no sea el deseado. Por supuesto, tal reacción del ambiente resulta chocante y dolorosa, pues en una sociedad supuestamente pluralista, el rechazo hacia lo que una es, te hace sentir que tenés todo en contra, que cada día es una batalla de una interminable guerra.

La lucha de nosotras las feministas, tiene tantos matices como feminismos hay, y es que nuestras filosofías se adaptan a las circunstancias de los grupos de mujeres más diversos. Por eso el feminismo surge de la experiencia, y se vuelve teoría cuando se documenta.

La era digital es light. Hay más información ahora a mano que nunca antes. El matiz triste, sin embargo, es el desinterés sistemático de las personas por adquirir esa sabiduría que solo a través de la experiencia autodidacta se consigue. Ningún título te hace más sensible.

Tenés que cultivar vos mismx la empatía y el amor al prójimo. Y es quizás la pereza la que nos vuelve ciegxs cuando tenemos el apoyo de un centenar de personas celebrando que estés a punto de cometer graves errores, sin darte cuenta, sin pensar, empujada lentamente al abismo. Pero ¿y las consecuencias? Las lecciones de vida no llegan tan rápido como los likes.

El primer luto es el de lxs demás, aquellxs que deben amarte, odiarte u olvidarte. El primer luto es también el de aquellas personas a las que dañás de manera descuidada. Ellxs deciden si vale la pena perdonarte, tal y como vos mismx lo hacés con el mundo entero. Nadie está obligado a amar a nadie, ni a odiarlo. El corazón es un arcoíris, con un cantero de moneditas de oro en el centro.

Hay un segundo luto, el que a vos te toca vivir, pero de ese hablaré la próxima semana. Se acaba este año, y estoy segura de que todxs tenemos mucho qué repasar. La idea es que este escrito sea una llavecita, una luz verde para el pálpito azul que llevás dentro.


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