En autobuses o en camiones, a menudo como si fueran ganado, unos 4000 migrantes de la caravana prosiguen su avance por el centro de México. Entre ellos, 310 son bebés y niños de menos de cinco años, a los que el duro viaje está enfermando. También hay 24 mujeres embarazadas. Su última escala ha sido Guanajuato.

Miguel, un hondureño que viaja con toda su familia, explica que lo hace “para buscar un mejor futuro para mis hijos. Porque en Honduras nunca vamos a pasar de lo mismo. Uno trabaja solo para comer“.

Un grupo LGBT, el primero en llegar a la frontera

Algunos migrantes se han separado de la caravana para tratar de llegar antes a su destino. Entre ellos, un grupo con 85 miembros de la comunidad LGBT, que han sido los primeros en llegar a la frontera con Estados Unidos en autobuses pagados por abogados estadounidenses. Se encuentran en Tijuana y se preparan para pedir asilo.

Aseguran que si han abandonado la caravana ha sido para llegar antes que sus compañeros, ya que opinan que “la comunidad LGBT es la última en ser tomado en cuenta, en todo”. También aseguran que durante el recorrido han sufrido discriminación y, aunque no han sido víctimas de violencia física, dicen que han padecido “violencia verbal, como ya es costumbre en nuestro país“.

Marines, manos a la obra para reforzar la frontera

Entretanto, los marines trabajan en el refuerzo de la frontera para frenar la supuesta “invasión” de la caravana, en palabras de Donald Trump, que convirtió a los migrantes centroamericanos en cabeza de turco de todos los males durante la campaña para las elecciones de medio mandato en Estados Unidos.

Publicado en Euronews